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Posted by admin on 27 de octubre de 2022
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Diseñada por un arquitecto mexicano, la Casa Pi destaca por su eficiencia y por apostar por el aluminio como principal material

Las innovaciones en la arquitectura están a la orden del día. En pocos años, hemos logrado avanzar de tal forma que se han creado viviendas que hasta no hace mucho podrían parecernos ciencia-ficción. Pero la realidad es que cada vez son más los profesionales que no se conforman con realizar un diseño bonito, cómodo y útil desde parámetros convencionales, y que quieren ir más allá. En este escenario se sitúa el arquitecto mexicano Miguel Ángel Aragonés, que ha lanzado su nueva apuesta, a la que ha dado el matemático nombre de Casa Pi. De hecho, su imagotipo, simulando el perfil casa, recuerda al símbolo del 3,1416…

Este nuevo trabajo consiste en un innovador diseño de casa prefabricada en el que destaca, en primer término, un exterior fresco y minimalista, unas credenciales de sostenibilidad y un amplio margen de adaptabilidad y personalización. Tres elementos que están en boga, pero que, a priori, entran dentro de lo que resulta normal en una vivienda prefabricada de estas características.

Lo realmente novedoso lo encontramos en la innovadora carpintería de aluminio. Se trata de un sistema, patentado por Aragonés, que permite introducir grandes extensiones de vidrio, conservando al mismo tiempo la eficiencia energética. Junto con el hecho de que el aluminio es liviano pero fuerte, resistente a la corrosión y, sobre todo, reciclable y, por lo tanto, más sostenible, la casa duradera y económica tiene una figura sólida con sus líneas limpias, acabado nítido y matices industriales.

El objetivo estaba claro desde un primer momento, ya que se quiso diseñar una casa prefabricada capaz de cubrir de forma económica y sostenible una necesidad arquitectónica. Para ello, resultaba esencial lograr un sistema que facilitase el transporte, de forma que se pudiera reducir costes y el impacto ambiental. El resultado de la búsqueda de este objetivo ha sido  que el ensamblaje de un módulo de 180 m2 pueda estar listo en menos de 50 días con el trabajo de solo 8 personas.

“Nuestro concepto evita las grúas y minimizamos el transporte aéreo. Necesitamos un contenedor y medio para transportar la totalidad de los componentes estructurales, el revestimiento de la fachada y los componentes interiores al sitio. Esta metodología de reducción de transporte y embalaje ayuda a reducir el tráfico y el desperdicio de energía. Todo es descargado por un grupo de cuatro personas en cuestión de horas, sin necesitar maquinaria pesada. Nada, excepto el vidrio, pesa más de 73 kilos, y el vidrio solo necesita una polea manual para ser instalado”, señala Aragonés.

La atención puesta en la construcción continúa en la mecánica interior del diseño de la casa prefabricada. Los conductos e instalaciones eléctricos y mecánicos son atornillables o enchufables, y el espacio entre el revestimiento exterior y los paneles de montaje interior permite la solución térmica, aislante y acústica más eficiente.

La versatilidad es otro aspecto en el corazón del PI. Puede configurarse en vertical u horizontal, y sus paredes se conforman a un sistema de montaje de paneles de presión que recubre los paneles con aislamiento térmico y acústico. Una vez ensamblado, las posibilidades de personalización son infinitas.

Desde agregar paneles de madera para brindar calidez, o una escalera dinámica para brindar un toque de dramatismo, el diseño de esta casa prefabricada de aluminio puede suponer una nueva vuelta de tuerca a un sector que avanza de forma vertiginosa por la senda de la innovación. El tiempo dirá.

Información de idealista.com

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